Ricardo Palma es la figura más significativa del romanticismo peruano y uno de los escritores mejor dotados del siglo XIX americano
Debutó en la literatura en 1848
formando parte del grupo que él mismo llamaría más tarde la bohemia de su
tiempo. Comenzó con poesía —unos versos románticos que aparecieron el 31 de
agosto en El Comercio— mientras paralelamente escribía en diversas
publicaciones críticas de espectáculos con numerosos seudónimos.5 Luego pasó a
escribir obras de teatro —su primer drama, El hijo del sol (1849), no se llegó
a representar—, pero alrededor de 1858 dejó de hacerlo a pesar de haber
obtenido algún éxito en el público limeño.
Solo dos piezas de este periodo han
sobrevivido: el drama Rodil (1851), redescubierto cien años después de su
publicación (Palma había destruido la mayoría de los ejemplares) y la comedia
El santo de Panchita, que escribió junto con Manuel Ascencio Segura.
Su primer libro de prosa, Corona
patriótica, apareció en 1853. Dos años más tarde sale Poesías y en 1865, Armonías.
Libro de un desterrado.
Su obra poética no estuvo exenta de polémica: en 1890 publicó A San
Martín, poema que provocó la protesta del gobierno chileno, que lo consideró
ofensivo para su país. El último poemario de Palma, Filigranas. Aguinaldo a mis
amigos, apareció dos años más tarde. En 1865, compiló la antología Lira
americana. Colección de poesías de los mejores poetas del Perú, Chile y
Bolivia.
Como periodista, colaboró en
numerosos medios nacionales y extranjeros. A los 15 años, la misma edad en la
que hizo su debut literario, dirigió El Diablo, un periódico político y
satírico. Esta última vena la seguiría explotando en su colaboración con la
hoja El Burro (1852), en 1867 sería redactor principal de otro periódico
satírico y político, La Campana y diez años más tarde fundaría, junto con
Acisclo Villarán y Manuel Atanasio Fuentes (conocido como El Murciélago), La
Broma (1877-1878). Fue redactor de El Liberal, El Mercurio, La Revista de Lima
—tardío órgano literario del romanticismo, que llegó a dirigir—; colaborador de
El Correo del Perú, donde publicará numerosas tradiciones, El Correo de Lima,
La Patria, El Liberal, La Prensa (Buenos Aires) , El Perú Ilustrado, y de
muchos otros periódicos y revistas, tanto peruanas como de otros países.
Palma destacó también en el género
histórico. De su pluma salieron los Anales de la Inquisición de Lima (1863), el
polémico Monteagudo y Sánchez Carrión. Páginas de la historia de la
independencia (1877) y su Refutación a un compendio de historia del Perú (Lima
1886). En esta obra, Palma, que era masón, lanzó un ataque contra los jesuitas
tan virulento que motivó la prohibición, por el Congreso peruano, del
establecimiento de esta orden religiosa en el país y su expulsión.
Como lingüista —Palma fue presidente
de la Academia Peruana de la Lengua desde su fundación, el 5 de mayo de 1887—
abogó por la admisión de nuevos vocablos, lo que quedó reflejado en sus libros
Neologismos y americanismos (1896) y Papeletas lexicográficas (1903).
Los relatos breves sobre diversos
temas, que comenzó a escribir a principios de los años 1859, más tarde derivarían
en sus Tradiciones peruanas (en rigor, la primera vez que usó el nombre de
“tradición peruana” fue para un texto de 1854 titulado Infernum el hechicero y
que nunca fue recogido en las series). La primera serie de esta obra magna de
Palma la publicó en 1872, el mismo año en el que, a raíz del asesinato del
presidente José Balta, decide abandonar la política y consagrarse
definitivamente a las letras.
Los textos que componen las
Tradiciones —y que se puede decir que constituyen un nuevo género, intermedio
entre el relato y la crónica— están construidos a partir de hechos históricos o
anécdotas populares de carácter ligero y burlesco que constituyen un género
literario particular. Al primer volumen, le siguió, dos años después, otro con
la segunda serie. En total, las series fueron seis, a las que hay que agregar
Ropa vieja y Ropa apolillada. El título de Tradiciones peruanas, con el que se
conocen hoy el conjunto de esos libros, fue utilizado por primera vez en la
edición barcelonesa de cuatro tomos (1893-1896). Pero este no fue el fin de la
serie: más tarde publicó Tradiciones y artículos históricos, Cachivaches, Mis
últimas tradiciones peruanas y cachivachería y Apéndice a mis últimas
tradiciones peruanas, más la edición El Palma de la juventud. Las hijas de
Palma, ya muerto el escritor, se encargaron de hacer la edición definitiva, en
seis volúmenes, de las Tradiciones peruanas, que contó con el apoyo del
gobierno de su país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario