Se inició como masón a los 22 años en
la logia chalaca del Callao Concordia Universal, el 4 de julio de 1855, siendo
venerable maestro Damián Alzamora, orador Antonio Álvarez del Villar y secretario
José Antonio Barboza.4
En la Armada, a la que ingresó como
oficial tercero en 1853, sirvió en la goleta Libertad, el bergantín Almirante
Guisse, el transporte Rímac —donde el primero de marzo de 1855 estuvo a punto
de morir a consecuencia del naufragio de la nave— y el vapor Loa. 5 Tomó parte
en el desembarco de Guayaquil en 1859, durante la guerra con Ecuador.
En noviembre de 1860 participó en el
fallido asalto a la casa presidencial que acometió un grupo de civiles y
militares de tendencia liberal, liderados por José Gálvez. El fracaso del golpe
contra Castilla lo obligó a abandonar el Perú y el 20 de diciembre se embarcó
con destino a Chile.
En Valparaíso, adonde arribó a fines
de mes, frecuentó los salones literarios, fue miembro de la Sociedad de Amigos
de la Ilustración y colaboró en la Revista del Pacífico y en la Revista de
Sud-América. Los casi tres años que pasó en esa ciudad —durante los cuales
realizó frecuentes viajes a Santiago— fueron literariamente «intensos y
fructíferos». Allí conoció a José Victorino Lastarria, Guillermo Blest Gana y
otros escritores, y en las revistas mencionadas publicó textos importantes: poesías,
siete tradiciones y lo que después derivaría en los Anales de la Inquisición de
Lima que aparecerían en la capital peruana a su regreso y con el que puede
decirse que «comienza la plenitud literaria de Palma».6
Regresó al Perú en
agosto de 1863, después de ser amnistiado, y en julio del año siguiente fue
nombrado cónsul en el Pará, Brasil, cargo que aparentemente no llegó a ejercer:
obtuvo una licencia y viajó a Europa: El Havre, París, Londres. En 1865 retornó
vía Estados Unidos —se quedó un tiempo en Nueva York—, cuando Perú está ya en
pleno conflicto con España.
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